Ayer se acabaron las fiestas de Gràcia, hace mucho calor en Barcelona y hoy tengo una de esas tardes sin plan y con ganas de no estar en casa... pero aquí estoy. Cuando me siento así, por alguna extraña razón que no acabo de comprender, me entran ganas de ponerme a tirar cosas y, por el momento, ya he metido tres pares de sandalias en una bolsa...
Esta es una de esas tarde en las que también me da por mirar el facebook y hace nada, cuestión de 10 minutos, una de mis mejores amigas me acaba de pasar el link a un blog de estos que te hacen pensar. Acabo de leer un post titulado: SER UNA BUENA ACTRIZ TE HACE GUAPA, y cuanta razón tiene, porque en la vida todo es cuestión de actitud!
Y el artículo dice así...
"Como bien sabéis me he marchado de vacaciones al país de eterno frío y nieve (vivan los tópicos) y las tías rubias, delgadas y absolutamente guapas. Estoy en Rusia.
Durante todo el viaje estaba buscando las historias amorosas. Los que me leéis hace más de un año sabéis que siempre me pasan cosas mientras cojo un avión: un vecino de asiento bien majo, un miltimillonario que me ofrece un jet, unas tías pesadas hablando de viejas amargadas... Esta vez esperaba algo que pudiera superarlo. Y no.
No puedo quejarme, porque con tanta actitud positiva de búsqueda de historias que tengo dibujada en mi dormida frente a las 5 de la mañana, le caí bien al chico de la facturación. Me perdonó el sobrepeso de equipaje y además me regaló un viaje en Business Class. Cosa que me alegró enormemente. Salvo que en Business no había nadie más (aparte de la azafata que todo el rato quería emborracharme) y no pude conocer a nadie.
Pero da igual. Porque supe de que iba a escribir. Lo supe al salir del aeropuerto de Rusia.
Las mujeres . Y su belleza.
Y empezaré con las de Este. Juro que las adoro.Que sí, que yo pertenezco al grupillo, pero yo nací "tarada", nada que ver con ellas.
Un pequeño inciso: en Rusia NO todas las mujeres son guapas, tampoco rubias, ni tienen los cutis perfectos. Muchas de ellas visten fatal, llevan uñas exageradamente largas, pieles sospechosamente maquilladas y rubios curiosamente quemados.
Ahora os diré por qué las adoro. Por sus estupendas actuaciones.
Allí va: tacones de vértigo verdes, pitillo azul, blusa rosa (y no es bloque de colores, es falta de gusto, debería hacerle una foto). Uñas con brillantitos pegados, melena sin peinar y cara maquillada unas cuantas veces (¿fallo de memoria o nueva tendencia?). Pero ella camina: cabeza alta, espalda recta, mirada decidida, bolso colgado en la mano (aún más horrendo que el resto de su outfit; y sí, tengo derecho de opinar. No es por tener una moda distinta al resto de Europa, yo soy de aquí y tampoco la entiendo.) Ella interpreta a una reina. Habla como reina. Fuma como reina. Te mira como si fuera reina. Y la adoro.
La adoro porque tiene este talento de actriz que no tenemos la mayoría de nosotras. Crecemos honestas y autocríticas. Como si esto nos ayudase. ¡Vaya idiotez!
Mientras estaba escribiendo esto, paré un rato para leer el blog de Filósofa Frívola y me encontré con su post que da pego con el tema. Lucía se va de vacaciones a Estocolmo y me alegra con un: “Yo lo que quiero es ser rubia y tetona, y este divino intelecto que dios me ha dado no me salva de desear ser otra persona, medir diez centímetros más, tener tres tallas más de pecho y pesar cinco kilos menos.”
Pues sí, mi querida Filósofa. ¿ Y quién no?
Yo, que me considero una persona bastante contenta conmigo misma, también he caído en los brazos de Sr. Dukan, me planteé hace años de operarme la nariz (superar el complejo me costó menos), me maquillo, me siento culpable al no ir al gimnasio, me cuesta comportarme normal delante de un tío al que encuentro impresionante (y no solo hablo de físico) y me intimidan las mujeres de 180 cm y si son de la nacionalidad sueca, aún más.
Y me podéis decir que yo soy mucho más original e inteligente, pero al ver un bellezón así con las piernas kilométricas delante, mi inteligencia se autoanula (y eso que soy muy consciente que mis piernas no son mucho más cortas).
Somos mujeres. Nacemos acomplejadas, crecemos acomplejadas y morimos acomplejadas. Pero os digo una cosa, tiene razón mi querido Marx: “El secreto del éxito se encuentra en la sinceridad y la honestidad. Si eres capaz de simular eso, lo tienes hecho” .
Aprende a simular que no te importa tu nariz larga, tus piernas cortas, tu inglés imperfecto, tus pechos pequeños y tus dientes separados. No hay nada absoluto, todo lo que te rodea es completamente relativo y cambia de color y de forma según los ojos de quién lo mira, el siglo en el que te encuentras o tendencia que mueve la temporada.
Me harta el negocio de libros de autoayuda. Me provocan risa los consejos de repetir “Soy guapa” delante del espejo tan sólo levantarse. Me parecen completamente patéticas las declaraciones de que todas las mujeres somos igual de guapas. NO. No lo somos. Las hay más guapas que otras. Pero no hay nada más que hacer.
Lo que sí es cierto, es que no todo el mundo es igual de atractivo. Y esto sí depende de tu manera de ser, o más bien tu forma de actuar. Y se puede tener una nariz de tres metros pero inteligencia de cuatro kilómetros. Unas piernas cortas pero lengua bien larga. Poco pecho pero mucha cultura. 160 cm de altura pero una sonrisa de infarto.
Y lo que no te gusta de tí, pues engáñate que sí. Que te gusta. Y a los demás engáñalos también. Este mundo se basa en mentiras. ¿Por qué ibas a ser tú la sincera?
Como decía la novia de George (en la serie Seinfeld): "Cuando mientas recuerda, si tú lo crees, no es mentira"
Tu felicidad no es un estado. Es una decisión."
Link del articulo/post citado:
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